Pillo un renglón,
abro la ventana y lleno la habitación.



Vidas perseguidas por el agobio del tic-tac. Y felices entre ruidos y hormigón, en el mismo parque y con la misma canción, tragos en aceras, vagos, vidas enteras, letras de pivas, carteras, movidas; mueres y esperas. Espuelas pulen austeras, esquelas pagan decenas, meras espinas, si estimas esquinas miles te esperan. Detrás de todo,



una vida que no escape;

en la calle un amor que nos enfoque;

aquí dentro un corazón que vibre;

el límite;


el único lugar donde eres libre.

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